Emisiones no ionizantes
En primer lugar hay que retomar un concepto propio de la física.
Las emisiones de ondas que corresponden al espectro radioeléctrico son del tipo no ionizante. Esto no es secundario.
Las emisiones no ionizantes tienen una carga de energía tan baja que no son capaces de arrancar electrones de la materia que atraviesan, en sus frecuencias más altas y con mayor potencia pueden provocar excitación electrónica, lo que en términos corporales puede traducirse en calor.
Esto significa que no tienen la capacidad de producir modificaciones a nivel electrónico lo que hace descartar las alteraciones a nivel celular y, desde el punto de vista físico, la generación de tumores o cáncer por un posible impacto genético.
Las emisiones no ionizantes no pueden modificar la estructura genética o celular; pueden, en altas potencias, producir calor y en casos extremos quemaduras.
Por supuesto que esto en términos generales, y siempre se pueden buscar casos extremos que no hacen a la implementación en transmisiones de datos, que es de lo que estamos hablando.
Como puede apreciarse en el gráfico, se habla de radiaciones ionizantes cuando se trata de frecuencias mayores a las emisiones de luz ultravioleta.
Las frecuencias utilizadas en el WiFi actual y en el actual despliegue de 5G están muy lejos de estas frecuencias.
¿Qué dice la medicina de estas radiaciones?
En este punto no quiero referirme a opiniones sino a hechos.
Y en el ámbito de los hechos está claramente establecido que "“Teniendo en cuenta los muy bajos niveles de exposición y los resultados de investigaciones obtenidos hasta el momento, no hay ninguna prueba científica convincente de que las débiles señales de RF procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan efectos adversos en la salud." Así lo expresa la Nota Descriptiva 304 de la OMS.
Esto está ratificado por el informe publicado por la misma OMS en el año 2007 que dice que “La evidencia general disponible a la fecha no sugiere que el uso de teléfonos móviles tenga ningún efecto perjudicial en la salud humana.”
Ciertamente alguien podría decir que, a pesar de estas expresiones, la OMS clasifica las emisiones de radiofrecuencia como cancerígenas.
Esto es inexacto.
La OMS mantiene una clasificación de elementos que son monitoreados como potencialmente cancerosos para los humanos. Esta lista, como toda clasificación, organiza los direrentes elementos según nivel de riesgo comprobado.
Esta clasificación (1) organiza los diferentes elementos en 4 niveles que van de mayor a menor probabilidad de impacto en la salud de acuerdo a la información experimental comprobada a nivel global:
- Los elementos del grupo 1 son considerados cancerígenos para humanos.
- Los elementos del grupo 2A son considerados probablemente cancerígenos para humanos.
- Los elementos del grupo 2B son considerados posiblemente (un menor grado de certeza) cancerígenos para humanos.
- Los elementos del grupo 3 no son clasificables en cuanto a su riesgo para humanos.
En este sentido, las emisiones de radiofrecuencia están clasificadas como 2B. (2)
Como referencia, el extracto de hoja entera de áloe vera está clasificado en esa misma categoría.
Más allá de lo que dice la OMS, numerosas investigaciones publicadas en diferentes publicaciones científicas a lo largo de estos años van en el mismo sentido.
De lo publicado elegí una en particular por el tamaño de la muestra, por haberse realizado sobre humanos, y por considerar específicamente el posible impacto no de una emisión teórica sino de de teléfonos móviles.
Esta investigación se realizó en Dinamarca y consideró una muestra superior a los 358.000 suscriptores de telefonía celular, mayores de 30 años. La conclusión del estudio indica: "En esta actualización de un gran estudio de muestra a nivel nacional sobre el uso de teléfonos móviles, no hubo un incremento en el riesgo a sufrir tumores del sistema nervioso central, lo que proporciona poca evidencia para establecer una asociación causal."
La mera coincidencia no indica causalidad.
A nivel poblacional global, el incremento en el uso de radiofrecuencia desarrollado en más de 100 años no muestra un incremento en el porcentaje de población afectado por tumores, cáncer o dolencias semejantes aún cuando en este período se ha experimentado un notable desarrollo de los medios de diagnóstico y detección de este tipo de enfermedades.
Paralelamente las expectativas de vida a nivel global han aumentado en más de 10 años, sin que se pueda ver una correlación entre la falta de despliegue de redes inalámbricas en algunas regiones y las expectativas de vida de la población en esas mismas regiones.
Conclusión.
Más allá de opiniones personales, en más de 50 años de investigación sobre el tema no se ha podido establecer una relación causal entre las emisiones de radiofrecuencia y algún impacto sobre la salud humana.
Algunas consideraciones adicionales
- La frecuencia de las ondas de radio utilizadas en redes WiFi y redes de telefonía celular es no ionizante, lo que significa que carece de suficiente energía para descomponer el ADN y causar daños celulares.
- Mucho más arriba en el espectro electromagnético, más allá de las frecuencias utilizadas por teléfonos celulares y AP inalámbricos, existen claros riesgos a la salud por la exposición extendida.
- Los rayos ultravioleta del sol caen dentro de esta categoría perjudicial y pueden conducir a cánceres de piel.
- Existen estrictos límites para la exposición a frecuencias superiores incluso a niveles de potencia más bajos, como los rayos X que se utilizan en medicina y los rayos gamma, ya que hay certeza de que pueden conducir a efectos perjudiciales dentro del cuerpo humano.
- Se entiende que la gente esté preocupada sobre si algunas implementaciones aumentan el riesgo de cáncer, pero es crucial notar y ser claro en la comunicación (más allá de cualquier opinión) que las ondas de radio son mucho menos energéticas que incluso la luz visible que experimentamos cada día.
- Y lo que creo es más importante dejar muy claro es que no hay evidencia científica de que los teléfonos móviles o las redes inalámbricas causen problemas de salud.
Y digo claramente, evidencia científica, no opiniones.
(1) - Agentes clasificados por las monografías IARC.
(2) - Lista de agentes clasificados por las monografías IARC.
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disculpen, la referencia a la OMS con todo el lio dela COVID, esta descartada.
ResponderBorrarDe ninguna manera lo descarto, y lo pensé al momento de incluirlo.
BorrarEn primer lugar porque la base de la clasificación no es un estudio de la OMS sino que el índice es resultado de múltiples estudios que se realizan en otras instituciones.
En segundo, porque la apreciación es concordante con lo que afirman múltiples estudios científicos y estadísticos publicados independientemente y de los cuales solamente una muestra es el que cito de Dinamarca. Y hay muchos más.
En tercero, porque la lógica y la prudencia indican que si se cometió algún error en el caso de la actual pandemia (como afirman los suecos, esto lo sabremos con el paso del tiempo y mayor información), eso no significa que todo lo que se haya hecho está igualmente errado.
Gracias por aporte ..muy clarificador.
ResponderBorrarMuy buen articulo. No hay estudios científicos (ergo, validados por pares), que indiquen que este tipo de radiofrecuencias sean dañinas.
ResponderBorrarPor otra parte, hay que recordar la historia. Lo mismo se ha dicho del 3G, 4G, Wireless, y suma y sigue.
El problema del 5G, es su gasto enérgetico. Anexo fuente .. https://www.energyavm.es/el-consumo-electrico-del-5g/.
En mi opinión, si bien es cierto los aumentos de velocidad permitirán la operación de aplicativos que actualmente requieren otro tipo de conectividad, el gasto enérgetico a nivel de consumo a grandes usuarios puede ser un despilfarro, dado los tiempos que se avecinan a nivel enérgetico.
Finalmente, gran blog. Usted me hizo los cursos de Firepower y ESA el 2019, para Chile.
Saludos